Proyecto Qéreb
La educación de la interioridad es el medio para trasformar nuestro corazón, sale a nuestro encuentro para ayudarnos en esta tarea ya que nos permite crear unas condiciones óptimas que ayuden a nuestros niños y jóvenes a reconocerse como valiosos y auténticos, a encontrar un sentido a sus vidas, un proyecto vital desde el cual desarrollarse y encontrarse con la humanidad. Es, por esta razón, por la que debe convertirse en un proyecto educativo que se dirija a todos: desde los más pequeños a los mayores, creyentes y no creyentes, alumnos, profesores y familias.
Todo este despertar del mundo interior (que va más allá de las prácticas pastorales), es imprescindible hoy para que se pueda hacer experiencia religiosa. Nuestra sociedad tiene la necesidad de saber detectar las olas que nos sacan del mar. Hay que saber discernir para poder encontrar a Dios en todas las cosas y a todas en Él. Cuidar el mundo interior quiere decir crear condiciones para que éste crezca, para que el corazón se ensanche, para que los ojos se abran, para que vivamos desde más adentro, para ir más alfondo, para gustar y saborear más la vida… al fin y al cabo, para ser más persona.
Educar la interioridad puede ser la respuesta ante las realidades que nos encontramos en los centros: alumnado de diferentes confesiones religiosas, familias poco comprometidas con lo religioso, profesorado y alumnado indiferente al hecho religioso, falta de sentido… La finalidad de este marco es proporcionar las herramientas y provocar las condiciones interiores que la persona necesita para desarrollar esta dimensión. Apostar por la educación de la interioridad supone una implicación de todos los estamentos de la Comunidad educativa, cada uno desde su papel, pero todos con la necesidad de vivir experiencias que provoquen el encuentro con nosotros mismos y con la realidad a la vez que nos faciliten la apertura a la Trascendencia y el posible encuentro con Dios.
Así pues, mirando la realidad en la que vivimos y educamos y que alguien ha definido como una sociedad en la que se ha “globalizado la superficialidad”, presentamos un Marco de educación de la interioridad que posibilite el proceso de desarrollo de esta dimensión fundamental en toda persona. Es una propuesta de referencia común, que unifica e intenta orientar el trabajo de educación de la interioridad en los centros.